Identidad




A la nahua de Colola


Con el ocaso a cuestas
susurraré tu existencia.
Cantemos con sonidos de amplias décadas
con plañideras tomadas como conjuros,
tarde de dios,
nadie dice aquí.


I

Emerges con tus ojos al oriente,
¿de dónde habrás llegado?
Creación de orfeón en las costas cortadas de Michoacán,
donde todo es esplendor entre bahías
(cortas, mochas, largas, anchas, pandas, disímbolas, alargadas, ovoides y espirales… )

Viendo tus amplias manos, no dicen tu edad.
¿Qué pueden decir de ti?
Manazas que arremeten un sonido incierto.
Arpegíos de aire, cortando la humedad zamorana.

¿Qué hago contigo Luna?
Atravesando el mar sin piel alguna.

II

Hoy invoco,
llega a mi este soleado día
diciendo la tarde austera,
de la mina en Rosa.

Me pregunto qué miran tus ojos dispersos,
en el fondo de la repetitiva Zamora.
Lugar cálido, que cultivaron mis pasos.

Ningún punto distante para tu comprensiva soledad,
qué hastío de tarde, sin ningún plan,
inciso de vida;
una tranquilidad que agota por instantes,
¡Bella letanía!

III

Fuerza de la imagen, empuje de la costa
belleza nombrada con el signo de la libertad,
piel sumergida en una blancura disímbola.

Apareces líquida
casi al instante el sueño se vuelca
en un nombre ausente, disidente.
Te has marchado.

Con el sueño caído
casi amorfo cultivas la piel
que va untada a la belleza de occidente.
Un remo, una página para criar el horizonte.

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