El comandante
El comandante
Después de todas las luchas
sociales que hubo en centroamérica, se determinó controlar el
“semillero revolucionario”, me refiero a las universidades en
esta región del mundo. La universidad estaba controlada por un
militar, todos le llamaban el comandante. Para mí no solo era
curioso, era desproporcionado, era un gesto de control en la
profesionalización de un país que siempre ha tenido altibajos, más
bajos que altos en la formación de sus profesionales.
Parecería que el comandante tenía
el control de los recursos mínimos de la universidad. Pero las
partes académicas, por supuesto, la universidad tenía un cuerpo de
especialistas que dicen, solo dicen, que fueron los espías
intelectuales durante los diversos golpes de estado que se habían
sucedido en el país. En general, la universidad contaba con muy
pocos recursos, algunos de ellos se concentraban en el pago de su
personal, pequeño pero se mantenía funcionando. Incluso, una gran
cantidad de proyectos se llevaban a cabo por medio de donaciones de
empresas transnacionales y familias adineradas desde tiempo
inmemoriales, algo común en este país. El nombre de intereses bien
definidos estaba delimitado de tal manera que, al menos en la
universidad, todo estaba orientado al comandante.
Recuerdo que la primera ocasión, a
mi llegada a la universidad, fui recibida por una corte militar. Para
mí era incomprensible que pasaba, entonces, entendí los chistes de
mis compañeros de trabajo. Los cuales eran irreverentes y poco
sensibles ante la situación de la institución. Pero me fui
adaptando, aunque tenía carta libre en la enseñanza, no pasaba de
una llamada de atención, de acuerdo al primer compañero que llegó.
De hecho la tensión entre nuestras instituciones se puso el máximo
de tensión en una relación de intereses bastante diversa. Pero se
resolvió, con algunas disculpas y la aclaración que la libre
cátedra estaba dada para nuestros profesores, pero cuando enviaban
investigadores se les advertía, no pasaba nada, pero las tensiones
siempre predominaban.
El primer contacto entre nuestras
instituciones se dio por un correo electrónico, posteriormente la
llamada entre los directivos correspondientes, la universidad de
Honduras se contacto con mi centro de estudios, para negociar las
condiciones de los cursos. Estos cursos se impartían desde hacía
más de seis años, cursos intensivos cada seis meses. Cuando
regresaba, veía personal nuevo, solo el comandante y su corte
siempre estaba presente. El pensar que estaba en una zona
militarizada siempre me puso a pensar qué seguíamos en guerra.
Incluso tenían espías en el salón de clases.
El comandante, conductor del
conocimiento calificado y práctico en este país, tenía sus maneras
de contactarse con el mundo. Se dice, que tenía al menos una pareja
en diferentes regiones del país. Por ejemplo, está la jovencita que
vivía en Tela, cerca de la costa. Es un rumor extendido sobre su
robo en la frontera sur, incluso durante algún tiempo se le asoció
con un banda de delincuentes que controlaban la región. Cuando subió
de rango, la banda desapareció, por lo cual se le condecoró con
honores.
Fue cuando, casi al año, se le
premió por acción tan valerosa, como acabar con una banda criminal
en su región natal. Se le envío a un curso apresurado a la Escuela
Real Militar de Honduras, donde se graduó con honores en “Tácticas
militares y salvamento civil”. Después se le derivó a varios
puntos de la frontera Norte, siempre caliente en los tiempos de la
Guerrilla Colombiana, justo cuando obtuvo como premio estudios de
posgrado en Estados Unidos, se desató un escándalo de trafico de
estupefacientes en la frontera norte. El comandante, tenía un suerte
de prestidigitador de pueblo, salía cuando todo estaba en su contra.
Cuando estaban por cambiar al
rector de la Universidad, cargo que por momentos parecían
inamovibles. En aquel momento se barajearon diversos nombres,
querían a una persona seria, que tuviera capacidad de interactuar
con académicos, y que en el deambular de la milicia, tuviera algunos
estudios en el extranjero, quizás para adornar la máxima casa de
estudios del país. Fue entonces que el comandante salió de una
terna, todos ellos provenían de estudios realizado en la escuela
militar West Point de Estados Unidos de América, sí, ahí mismo
donde Whitman realizó sus estudios, pero el comandante no escribió
Hojas de hierba.
Se dice que tenía un poemario que escribió a la mujer que más amó
en la vida, pero su lírica no siempre fue bien vista en las bajas
capas literarias.
Aldo
Aldo de la Rosa Ruvalcaba Provenía
de una familia de clasemedia, su progenie había sobrevivido desde la
Honduras colonial hasta la actualidad. De alguna manera en épocas de
grandes riesgos, la familia lograba sobrevivir cada régimen, no
importaba cuan rígidos y complicados se mostraran. Su talante
intelectual y siempre de centro les permitió pasar por muchas etapas
desconcertantes de la política de su país, siempre llena de
asegunes, de dictadorzuelos, caciques asesinos, intervención de
grandes empresas y la siempre presente presencia norteamericana.
Pasaba algo muy interesante, la
familia de Aldo siempre se mantuvo muy estable. La descendencia
familiar siempre se mantuvo con una hija e hijo, eso no vario desde
la llegada de los primero encomenderos a lo que actualmente es
Honduras. Se dice que fue la maldición de la india Accpuc que le
consignó a la mujer de Pedro Ruvalcaba. El mito de la tatatarabuela
embrujada surge desde las costas de Puerto Caballos.
El tal Pedro Ruvalcaba venía de
Extremadura, de aquel desierto salvaje que dio una cantidad
inmisericorde de aventureros castellano a América, desembarcó con
Gil Gonzalez Dávila el primer colonizador salvaje que entró a
espada desenvainada luchando más con la selva que con los mayas. Se
dice que la selva los embrujó, no se sabe, con certeza, Gonzalez
murio como todos esos ambiciosos colonizadores, muerto por una
traición de sus degenerados congéneres.
Mi tatatatatatarabuela provenía de
las vazcongadas, no me pregunten cuál fue el torcido negocio entre
el señor Pedro y la familia de Maria de los Ángeles Aizpuru, un don
nadie de la Etremadura. Lo cierto es que en el viaje de Puerto de
Palos punto de encuentro para la futura pareja y la sempieterna
familia en las Honduras sería cárcel de todos nosotros. El día que
la tatatatatatatabuela pisí puerto caballos, un extraño mar de
fondo comenzó a sentirse, se dice que fue todo caos en el puerto ese
día.
Con sumo cuidado lograron bajar
mercancías de todo tipo de las embarcaciones que acudieron esos días
a puerto. Ya en la posada, tuvo el encuentro de los nunca enamorados,
pero sí casquivanos esposos. La maldición viene de la posada El
Embrujo del Caribe. La noche se tornaba oscura, después del
encuentro de los futuros esposos, por supuesto el señor Rubalcava se
instalo en otra posada para evitar murmuraciones. Con la distancia de
por medio, decidieron dormir cada uno en sus aposentos. Sin embargo,
esa noche, dice la leyenda familiar, algo extraño sucedió.
Ambos, sonámbulos se encontraron
en el puerto, totalmente dormidos, una gran ola rompiendo a lo lejos
mostró en su ceno la imagen de una mujer maya que en sus brazos
mantenía a un niño con su entrepierna totalmente sangrante. La
rompiente hizo despertar de su estado sonámbulo a los futuros
esposos. Doña María sin pensarlo se echo a los pies de su futuro
señor, aterrada. Las tres noches que pasaron en Puerto Caballos
sucedieron cosas muy peculiares, la gente estaba preocupada,
consternada, superticiosos como siempre han sido esas gentes del
pasado, esperaban se desencadenará la furia de Dios.
La segunda noche, sonámbulos
llegaron a la selva, descalzos, la historia oficial dice que un
jaguar en forma de mujer llegó a hablarle en uno de los tantos
dialectos mayas. El animal salió disparado, huyendo de sí mismo.
Esa noche, nadie los despertó, eso sí, los pies estaban sucio y los
de Doña Maria lastimados. La mañana los descubrió en sus propias
posadas, pero con el recuerdo del sueño anterior, que no
conversarían hasta después de dos años de casados, extraño para
su época, esta pareja de infieles mantenían una comunicación que
incluso los miembros del colectivo LBTTTGI quisiera dentro de sus
consignas libertarias.
*
Recuerdo que tenía una mancha bajo
su ombligo, un perfecto triángulo que hacia base en su monte de
venus. Sin lugar a dudas eso era una señal. Puede observar su mancha
cuando me despedía de ella en el aeropuerto de Tegucigalpa. Fue
entonces cuando mis esfuerzos se encaminaron a romper el hechizo que
hace cerca de 500 años se ha mantenido en mi familia.
Sin aviso, llegó a una de las
estancias que realizaba en la universidad, me encontraba en Trojes,
poblado en la frontera sur, Nicaragua del otro lado. En verdad ya
había pasado mi tiempo para estar ahí, mi trabajo de campo había
terminado, pero esta obsesión por encontrar mujeres que acabaran con
la maldición familiar, había hecho que terminará con una colega
brasileña que poseía en ambas nalgas perfectos lunares, los cuáles
los asocie con el fin de toda esta carga familiar.
Sin embargo, cuando le conté la
historia de la tragedia familiar, le dió por correr de mi vida.
Aquellos días en que la Dr. Minerva regresó fueron de lo más
complicado, porque a mis 40 años sentía algo más que carnal, pero
debo de advertir, que cogíamos con tal furor, que sentíamos el mundo
se acababa y la maldición no pararía. Por lo que aquella anchas
nalgas, y su tupido monte venus tan solo me encaminaron a uno de los
duelos más degenerados de los que puede haber pasado.
Pero me disculpo, lector, lectora,
pero Nélida, mi amada de nalgas totalmente golpeables me había
dejado. Trojes en aquel momento era mi refugio, así como mi huída
ante tanta desolación, planes juntos y el rompimiento del hechizo
postergado. Desapareció de la faz de la Tierra, le busque por todos
lo medios digitales que tenía disponible, pero no logré
encontrarle. Estaba por volar a Minas Gerais de donde era mi amada
Nélida, cuando recibí una llamada, “no me busques, estoy casada
desde hace años”. El mundo se me volcó en tragedia, pedí los
días de descanso que desde hacía años nunca me había dado, así
que me dirigí al Darien, dónde más, ese mismo espacio de Ruben
Darío que gracias a la propia naturaleza no han pavimentado o creado
una forma de transportación que agoten recursos, acaben con
manglares, reconozcan como zona petrolera, en fin…
Del Darien no quiero hablar, solo
sé que Bernardo al octavo día de aguardiente del fuerte, me tuvo en
la choza cercana a los cocodrilares. Rodeado de chamanes curaban el ansia de muerte prematura. Fueron días despiadados, los chamanes
me ayudaron a entender algo, mi maldición no acababa con la
concepción de hijo e hija, los abuelos habían terminado todos en
las garras de familiares de Gil Gonzalez Dávila dispersos por todo
el mundo. Por medio de sueños se fue construyendo el final del
abuelo Zamudio que conocí de su muerte por mis propios ojos; del
bisabuelo Rolando, muerto en manos de un fanático de la derecha
popular, fotografía que el abue zamu mantenía en su cartera. “Cuida
de no morir así, en este país de entregas populares” me mostraba
su fotografía y veía el horizonte, rumbo a Puerto Caballos, allá
donde arribo María Mercedes Acosta, esposada con Pedro Ruvalcaba.
Cabe decir que el abue zamu estuvo por poco de mandar a toda la
familia de viaje por el gobierno en turno al Darien pero bien
muertos, ha sido dentro de la familia la persona más crítica e
integra que a leyenda familiar pueda recordar.
Fragmento: "Intimidad pospuesta"
Enero, 2020
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