Invitación al paisaje

Invitar al paisaje a que venga a mi mano,
invitarlo a dudar de sí mismo,
darle a beber el sueño del abismo
en la mano espiral del cielo humano.

Que al soltar los amarres de los ríos
la montaña a sus mármoles apele
y en la cumbre el suspiro que se hiele
tenga el valor frutal de dos estíos.

Convencer a la nube
del riesgo de la altura y de la autora,
que no es el agua baja la que sube
sino la plenitud de cada hora.

Atraer a la sombra
al seno de rosales jardineros.
(Suma el amor la resta de lo que amor se nombra
y da a comer la soba a un palomar de ceros).

!Si el mar quisiera abandonar sus perlas
y salir de la concha...!
Si por no derramarlas o beberlas
--copa y copo de espumas-- las olvida.

...

Carlos Pellicer
Hora de julio.

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