Regreso

 

 Nos mecemos levemente

por sobre la caravana

de los que parten

y los que retornan


Julio Torri



Cuando la conocí me comentó despertaba a las cinco de la mañana, incluso escribía. Aquello me pareció una rareza, más qué extrañeza pensé que tenía por vida obsesiones. Ahora que me despierto minutos antes de esta hora. Sus palabras están cada vez más presentes, como si me hubiera heredado esas formas de trabajo.

 

Aquel día tuve pesadillas, sudaba copiosamente, me levanté, afuera era todo oscuro. Al regresar del baño tope con el reloj: cuatro cuarenta y cinco. Me senté, en el sillón principal. La mirada se perdíó en el freeway, algún automóvil pasaba, el flujo era irregular. Recordé a Matilda, mi amiga, me vestí rápidamente. Llamé a la casa donde se hospedaba. Explique rápidamente que podía leer a Julio Torri.

 

Tomé hacia el garaje, agarré la bicicleta que Tom, aquella que me había prestado y enfilé hacia la calle. Era verano, había una ligera humedad que sentía en mi rostro, sin ser frío el aire refrescaba mi rostro. Tardé cinco minutos en llegar a donde Matilda. Expliqué que no le quitaría tiempo de su escritura, que tan solo tomaría de su café colombiano y su libro de poesía reunida de Julio Torri Maines.

 

Justo cuando dieron las cinco de la mañana ella estaba sentada en un escritorio tecleando en su computadora portátil. Mientras yo tomaba un taza para servirme de su café. Continué leyendo Obra reunida. Me sumergía en su sillón mullido, leía y leía, sin pensar que en el futuro me sometería a una abstinencia lectora que me llevaría a una de las más indeseables etapa de mi vida.

 

Justo al cinco para las siete levanté mi mano para despedirme de Matilda, dejé a Torri en una mesilla. Tomé del porche la bicicleta de Tom, me encaminé a bañarme. A las siete con algunos minutos abrí la puerta, el aroma a pan recién horneado siempre me hacia pensar que la casa de mi anfitrión era una bendición en el mundo. 

 

Eso fue Canadá para mi, Julio Torri, el húmedo verano, el pan horneado de Tom, la calidez anglosajona y francófona, y por supuesto un presente que no cuadra con la ligereza del viaje. Regreso a ese espacio que me atrapó como estudiante desde hace tiempo, pero sigue sin cuadrar en este momento.  

 

México, 2021   

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