Relatos cortos para insensibilizar adultos




Checo duerme en el mercado

Dice mamá que le pasó muy poco al checo. Que al roco les  dio por agarrarlo a piquetes cuando ya lo había echado a una zanja. A mi no me pareció poco. Nomás vi como el checo me veía con el único ojo abierto  que tenía, “¿qué te paso checo?”, le pregunte. Nada más movía su colita con la cabeza gacha. No sé porque siempre les pasan cosas a los perritos del barrio, de pronto están y al otro día ya no.

Yo soñé o lo oí bien, no me recuerdo. Oí rechinidos de llantas en la noche, dice mamá que era una camionetota, yo nomás me recuerdo que el checo, ladre que ladre toda la noche. Nomás oí algo que se estrello en otra cosa, así como cuando sabes que pasa algo,  y luego luego oí los chillidos del checo, “pobrecito ya le pegaron al chequito” me dije y que me quedo dormida.

Al otro día llegó mi papá, que dicen que venía de muy lejos, quién sabe, yo casi no recuerdo a mi papá, nomás mi mamá nos contaba de él, pero nunca me recuerdo que él haiga estado en una de las fiestas de mis primas o primos. Nomás me recuerdo que era día de mercado, mi papá había llegado por la tarde, un día antes. Mamá estaba muy rara, nomás recuerdo sonidos raros en la noche.
Pus´ todos nos bañamos en la mañana, antes le chifle al checo y nomás me contesto con un ladrido raro, así que fui a ver a donde estaba, estaba metido abajo de la camioneta vieja del pulgas. “¿Qué te paso chequito?”, nomás me vio con un ojo triste y brilloso, porque el otro estaba como hundido, yo hasta pensé que ya no lo tenía, cuando levantó su cabeza nomás le ví una mitad de su carita toda grandotota, pobrecito hasta parece que le iba a salir otro chequito por allí de tan grande que tenia la mitad de su cabeza. Quise agarrarlo, pero nomás se hizo pa´tras y lloro, “pus´ ni te hice nada”. Fue cuando gritó mamá para que me fuera a bañar.

A mi mamá le conté lo del chequito, y ella nomás me dijo que era por ser un perro canijo. Pobrecito chequito. Desayunamos todos, hasta mi papá, que tenia muchos monos pintados en su cuerpo, me acuerdo que traía una playera rara, como esas que usaba Pepé el Toro cuando trabajaba en su carpintería, sí esa película donde se quema el torito, también me recuerdo que hablaba muy raro mi papá. Mamá decía que todo iba a cambiar desde ese día, yo me puse contenta, pues arreglaríamos la cara del chequito, más contenta me puse cuando dijo el que era mi papá que nos cambiaríamos de casa, pues el checo se iba a venir con nosotros.

Salimos todos juntos a comprar las cosas en el mercado, el mismo camino que hacíamos siempre cuando comprábamos las frutas y las verduras. En la calle el ronchas y sus cuates estaban tomando “quesque  unas guamas”, nos dijo mi papá. Creo que querían a papá, pues todo lo saludaron como abrazándose y se agachaban mucho para tocar sus hombros, como que se besaban el cachete, “cochinos” los hombres no se besan, me ha dicho mi abuelita.

En la esquina de la casa, siempre hay popo de perro, pero no es de checo, el no hace con cosas que se mueven dentro de la popó, pero siempre hay esas cosas moviéndose  en los montoncitos de popo,  a mi la pura verdá me da fuchi. “Payasa” me dijo una tía cuando le hacia feo a la popo que siempre está, aunque sea nueva pero siempre está. Pus´ ahí vamos al mercado. Papá y mamá compraban cosas, después de comprar un taco de moronga para cada uno de mis hermanos y yo, seguimos caminando, el checo ya nos había seguido, le había dado unos pedacitos de moronga, “nomás que no te vea mi mamá checo”. Mamá  corría  a checo, decía que tenia una cara muy fea, “pus´ como no ma´, si ayer le dieron fuerte”, pero ella no me quería oír, nomás le decía a checo “vete de aquí perro cabrón”, pobrecito checo.

Casi al llegar a la salida del mercado que llegan unos señores como papá, con más monos en el cuerpo de muchos colores, con su ropa blanca, el que era mi papá separó a mamá dándole unos billetes y la bolsa del mandado, “vete con los niños”, mamá se quedó parada y chequito comenzó a ladrar, cuando estaba viendo al checo escuche un fuerte tronido que me dejó sorda, toda la gente se echó a correr, sólo checo vi que se aventaba a uno señor que se parecía a mi papá, el señor con algo que traía en la mano la movio más rápido, y escuché menos, oí muy quedito que lloraba el checo en el piso, también estaba ahí el señor que era mi papá, vi que el señor que traía algo en la mano puso una cosa negra en la cabeza de mi papá y de chequito, luego nomás los vi muy quietecitos. Los señores caminaron rápido. Yo ya no oía nada.

Los señores se echaron a correr, mamá se fue rápido con mi papá, yo corrí rápido a ver a chequito. Pobrecito chequito, nomás tenía el ojo abierto y tenía abierta la otra mitad de su cara. Me recuerdo que mamá como que gritaba, pero yo no oía nada, hasta que medio oí algo, ella me gritaba: “Marí deja ese pinche perro”, “deja ese pinche perro”, "cabrona te estoy hablando". Mejor seguí sin oir nada, pobre chequito.

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