Tonalidades con terreno plano (I)


Un paisaje más. Toda una altiplanicie frente a tus ojos. La monótona visión se prolonga en pastos, manchones de bosque, carreteras, haciendas con su techo común de dos aguas. Las figuras geométricas sobresalen del conjunto, rectángulos, polígonos varios con diferentes intensidades de verde. El río hace un contraste, ese río pequeño que tributa al mayor de esta región extraplana. El río separa el cúmulo rocoso donde permaneces.

Has mirado al suelo desde tu visión, puedes distinguir el granito, ese que dicen que tiene cerca de 3500 millones de años. La nostalgia te remite a los minerales del granito, los repasas en tu mente, los conservas con cierto celo como sí solo perteneciera a una puñado de conocedores del mundo. Vuelven a tu recuerdo, el cuarzo, el feldespato, la mica, los minerales. Reparas en la tonalidad rosada de esta roca dura, relicto de la vida terrestre.

Es una hora tardía. El sol está por ocultarse, por resbalarse en la orilla de la tierra. Te preparas para la puesta de sol que se desvanecerá como todas las nostalgias que has sepultado en tu memoria. Los mosquitos comienzan a pulular, a apropiarse de su espacio que sin lugar a dudas invades. Eso no te impide concentrarte en tus recuerdos que se escurren plácidamente en la noche que ya se deja sentir. Respiras el aíre húmedo, respiras la nostalgia de este otro paisaje.

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